DESCRIPCIÓN
La migraña crónica es una condición neurológica frecuente e incapacitante. Se presenta con frecuentes dolores de cabeza de intensidad moderada a severa, acompañados de hipersensibilidad a estímulos visuales, auditivos y olfativos, náuseas y vómitos. La farmacología disponible es amplia, pero puede causar efectos adversos, e incluso empeorar el curso de las cefaleas.
El paciente tiene 45 años cuando acude a consulta. Inicia episodios de migraña a los 30 años, casi diarios, de gran intensidad, con náuseas y fotofobia, que le ocasionan una discapacidad grave. Acudió a varios neurólogos y se le pautaron tratamientos con: zolmitriptán, flunarizina, clonazepam, triptizol, amitriptilina, topiramato y diversos betabloqueantes, entre otros. Hace poco inició sesiones de Botox® subcutáneo. Algunos de estos tratamientos lograron mejorar su estado únicamente los primeros días o semanas, aunque nunca lograron la remisión de los síntomas, y estos regresaban al poco tiempo y con gran intensidad. La resonancia magnética craneal y otras pruebas fueron normales.
EVOLUCIÓN
El paciente acude a la consulta para probar un nuevo enfoque del problema. Se valoran los factores que incrementan sus moléculas proinflamatorias-tóxicas, se inicia una alimentación sin lácteos, gluten, cacao ni alimentos procesados y baja en carbohidratos simples. Se pautan los micronutrientes básicos, incluyendo los omega 3 y omega 6 básicos, los aminoácido básicos y los nucleótidos citidina y uridina. Añadiendo calcifediol (una forma de vitamina D). Al mismo tiempo, se inicia una desprescripción progresiva de los fármacos.
En la primera visita de control a los 2 meses el paciente explica haber presentado seis episodios de migraña el primer mes y ninguno el segundo mes. Comenta que realiza una vida laboral y familiar completamente normal. Destaca una homocisteína elevada de 17,5 µmol/L y un ácido úrico elevado de 7,4 mg/dL. En la segunda visita de control a los 2 meses el paciente indica que no ha presentado ningún episodio de migraña. Únicamente algún día ha notado una ligera “niebla” en la cabeza. La homocisteína es de 13,2 µmol/L y el ácido úrico de 5,8 mg/dL. Los fármacos se reducen poco a poco hasta eliminarlos por completo. En las siguientes visitas de control, ya más espaciadas, el paciente sigue haciendo vida normal, con algunos episodios que el describe como de mente “espesa” o como una “neblina”.